No huyas del sufrimiento

¿Podemos servir a Jesús sin cicatrices ni heridas? Si Él las tiene, y es nuestro maestro, ¿cómo no vamos a tenerlas nosotros?

26 DE DICIEMBRE DE 2014 · 19:00

Al Oerter en las Olimpiadas de 1968,Deportista
Al Oerter en las Olimpiadas de 1968

Sólo un atleta logró ganar la medalla de oro en su categoría en cuatro juegos olímpicos consecutivos, fue AL OERTER, el lanzador de disco. Antes de los celebrados en México (1968) Al sufrió una lesión en la columna vertebral que le impedía lanzar y prácticamente le dejaba inmóvil. Él no se resignó, y permaneció encerrado por horas enteras en un féretro de hielo sin poder entrenar. El día de la prueba, falló sus cuatro primeros lanzamientos debido al fuerte dolor que sentía. El quinto lanzamiento logró colocar el disco más allá de los 61 m, pero con tal dolor, que ya no pudo tirar el sexto. No le hizo falta, nadie fue más lejos que él, y logró la medalla de oro.

Muchas veces hablamos del sufrimiento. A veces nos preguntamos la razón por la que nos ocurren a nosotros ciertas cosas, y nos desesperamos. ¿Sabes? No existe otro momento mejor para ver si una persona ama a Dios, que cuando sufre. Muchos huyen del sufrimiento, otros gritan contra Dios y contra sus semejantes; a algunos más lo único que les interesa es encontrar el culpable de su situación... Pero los hijos de Dios reaccionamos de una manera diferente. Sí, sufrimos tanto o más que cualquier otro, pero no huimos por muy difícil que sea la situación. Dios siempre nos da fuerzas para un "lanzamiento" más.

Porque Él es la fuente de nuestra seguridad. Aunque el día pierda todo su resplandor, y la noche venga a sembrar temor; aunque las dudas conquisten nuestro corazón y nuestra gente nos desprecie, sabemos que en medio de nuestra tristeza está Dios. Sí, nada cambia la certeza de que Dios está a nuestro lado ¡Siempre, sin excepciones!

Hemos aprendido a hacer todo por Él, a pesar de los sufrimientos. Hemos decidido amar a los demás a pesar de las burlas y los desprecios ¡tiene que ser así! ¿Podemos servir a Jesús sin cicatrices ni heridas? Si Él las tiene, y es nuestro maestro, ¿cómo no vamos a tenerlas nosotros? Si Él sufrió el desprecio, el mal, la tristeza, el dolor, la soledad ¿cómo podemos vivir nosotros sin saber lo que eso significa? ¿Cómo podemos decirle a la gente que somos sus seguidores, si no hemos probado nada de lo que Él llevó por amor a nosotros?

No necesitas huir del dolor, del sufrimiento o de la tristeza. Simplemente recuerda que sea cual sea tu situación, Dios está contigo, y Él conoce el mismo dolor que estás pasando, tu mismo sufrimiento, tu misma tristeza.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - No huyas del sufrimiento