Más que vencedores

Quienes siguen los eventos deportivos, especialmente el fútbol, sabrán que la copa de la UEFA de este año ha sido ganada por segunda vez consecutiva por el Sevilla F.C. En esta ocasión la final era disputada por dos equipos de nuestro mismo país el RCD Español y el Sevilla F.C, por consiguiente, la copa se quedaría en casa.

31 DE MAYO DE 2007 · 22:00

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Fue un encuentro muy disputado y ambos equipos jugaron muy bien pero al final el conjunto andaluz se alzó con la victoria. Les cuento todo esto como entradilla a lo que en realidad me quiero referir. Cuando el equipo perdedor llegó al aeropuerto de Barcelona fue recibido por una comitiva de seguidores que vitorearon a su equipo con elogios del tipo: ¡Campeones, campeones, oe, oe, oeeeee…! Yo no soy muy futbolera; la verdad es que no me interesa mucho el mundo del balompié, pero me llamó la atención oír el caluroso recibimiento a un equipo aparentemente perdedor. Como de costumbre tal acaecimiento me llevó a reflexionar, a cavilar en el concepto que se tiene de vencedores y vencidos. Lo diferente que es ser un triunfador o un fracasado y la visión tan ambigua de esas dos locuciones. Ser un triunfador en nuestra maltrecha sociedad puede estar al alcance de cualquier cantamañanas que decide contar sin escrúpulos las intimidades de otros o, las suyas propias, vertiendo sobre un permisivo foro sus más oscuros secretos. También la etiqueta de triunfador va muy de la mano del término riqueza, capital, posesiones, cuanto más se tiene, más radiante se aparece ante los demás. Cada cual puede aplicar ese concepto a aquella persona o logro que crea merecedor de poseerlo. Bajo mi punto de vista el triunfo no va siempre unido al éxito, se puede ser un triunfador sin haber tenido auge en nada en particular. La vida nos enseña a luchar, ha hacer de tripas corazón, a tirar del carro. Somos vencedores cada vez que superamos un obstáculo, cada día que venciendo los vaivenes de las tribulaciones somos capaces de volver a sonreír, no importa si tras las embestidas de las olas han sido muchas las pérdidas, la mayor gratificación y por consiguiente la mayor victoria, es haber mantenido la calma saliendo airoso tras amainar la tempestad. No siempre se es ganador por llegar en primera posición, a veces ni tan siquiera el segundo o el tercer puesto nos serán asignados, lo significativo, lo valioso es mantener el ritmo adecuado sin perder de vista la meta a alcanzar. Nuestros sueños pueden parecer mínimos e insignificantes para los demás, luchar por ellos, soñarlos ha de ser una máxima en nuestras vidas. Defenderlos, cuidarlos, hacer que se conviertan en realidad es lo que nos hace ser más que vencedores en la batalla.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Rm 8:37)

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