El contexto religioso de los Evangelios (IV)

Acostumbrado a las definiciones dogmáticas que caracterizan a las religiones que conoce, más o menos superficialmente, el hombre de nuestro tiempo difícilmente puede hacerse una idea de la enorme flexibilidad doctrinal que caracterizaba al judaísmo que antecedió la época de Jesús y que existió, al menos, hasta la destrucción del Templo en el año 70 d. de C. Salvo la creencia en un Dios único que se había r"/>

Los fariseos (3)

El contexto religioso de los Evangelios (IV)

Acostumbrado a las definiciones dogmáticas que caracterizan a las religiones que conoce, más o menos superficialmente, el hombre de nuestro tiempo difícilmente puede hacerse una idea de la enorme flexibilidad doctrinal que caracterizaba al judaísmo que antecedió la época de Jesús y que existió, al menos, hasta la destrucción del Templo en el año 70 d. de C. Salvo la creencia en un Dios único que se había r

01 DE DICIEMBRE DE 2005 · 23:00

,
En estos primeros capítulos nos estamos acercando a las diferentes escuelas religiosas (o sectas) judías, en concreto saduceos y fariseos, para examinar lo que tenían de distintivo y en qué medida se podían relacionar con el movimiento originado en Jesús de Nazaret. Finalizaremos con los saduceos (todos éstos aparecen en las páginas del Nuevo Testamento). Finalmente, haremos mención de los esenios y la secta de Qumrán, los zelotes y los apocalípticos, para concluir con una referencia a los judeo-cristianos.

Los datos de que disponemos acerca de los fariseos nos han llegado fundamentalmente a partir de tres tipos de fuentes: los escritos de Josefo, los contenidos en el Nuevo Testamento y los de origen rabínico. En los anteriores artículos comenzamos a estudiar a los fariseos en los escritos de Flavio Josefo y en los textos del Nuevo Testamento. En el presente continuamos el análisis de este grupo a partir de los textos rabínicos.

LOS FARISEOS EN LOS ESCRITOS RABÍNICOS

Con todo lo dicho hasta ahora, no debemos sacar de esto una visión meramente negativa.

Para empezar, el retrato que los Evangelios ofrecen de los fariseos, se ve corroborado por testimonios de las fuentes rabínicas en buen número de casos y es coincidente en aspectos doctrinales con el que vemos en Josefo. Los datos, aunque emitidos desde perspectivas muy diversas, coinciden.

Pero es que además, probablemente fuera con los fariseos con quien más similitudes presentaban Jesús y sus discípulos. Al igual que ellos creían en la inmortalidad del alma (Mateo 10, 28; Lucas 16, 21b-24; en el castigo de los malos en un infierno (Mateo 18, 8; 25, 30; Marcos 9, 47©8; Lucas 16, 21b-24, etc) y en la resurrección (Lucas 20, 27©40); y esta última circunstancia salvó en alguna ocasión a algun seguidor de Jesús de los ataques de los saduceos (Hechos 23, 1©11).

Las tradiciones rabínicasœ acerca de los fariseos revisten una especial importancia por cuanto éstos fueron los predecesores de los rabinos. Se hallan recogidas en la Mishnah (concluida hacia el 200 d. de C. aunque sus materiales son muy anteriores), la Tosefta (escrita hacia el 250 d. de C.), y los dos Talmudim, el palestino (escrito sobre el 400©450 d. de C.) y el babilonio (escrito hacia el 500©600 d. de C.).

Dada la distancia considerable de tiempo entre estos materiales y el periodo de tiempo abordado, los mismos han de ser examinados críticamente. J. Neusner ha señalado la existencia de 371 tradiciones distintas, contenidas en 655 pasajes, relacionadas con los fariseos anteriores al año 70 d. de C. De las 371, unas 280 están relacionadas con un fariseo llamado Hillel. El mismo fue un rabino del s. I a. de C. que vino desde Babilonia hasta Judea y fundó una escuela de interpretación concreta.

Opuesta a la escuela del rabino Shammai, se convertiría en la corriente dominante del fariseismo (y, con ello, del judaísmo) a finales del s. I d. de C. Los datos que nos ofrecen las fuentes rabínicas en relación con los aspectos específicos de los fariseos coinciden sustancialmente con los contenidos en el Nuevo Testamento y en Josefo: tradiciones interpretativas propias, creencia en la inmortalidad del alma, el infierno y la resurrección, etc. No obstante, nos proporcionan más datos en cuanto a los personajes claves del movimiento.

La literatura rabínica nos ha transmitido críticas dirigidas a los fariseos que resultan similares a las pronunciadas por Jesús. El Talmud (Sota 22b; TJ Berajot 14 b) habla de siete clases de fariseos de las cuales sólo dos eran buenas, mientras que las otras cinco estaban constituidas por hipócritas. Entre éstos, estaban los fariseos que "se ponen los mandamientos a las espaldas" (TJ Berajot 14 b), algo que recuerda la acusación de Jesús de que echaban cargas en las espaldas de la gente sin moverlas ellos con un dedo (Mateo 23, 4).

De la misma forma, los escritos de los sectarios de Qumran manifiestan una clara animosidad contra los fariseos. Los califican de "falsos maestros", "que se encaminan ciegamente a la ruina" y "cuyas obras no son más que engaño" (Libro de los Himnos 4, 6©8), algo que recuerda mucho la acusación de Jesús de ser "ciegos y guías de ciegos" (Mateo 23, 24). En cuanto a la invectiva de Jesús acusándolos de no entrar ni dejar entrar en el conocimiento de Dios (Lucas 11, 52) son menos duras que el Pesher de Nahum 2, 7-10, donde se dice de ellos que "cierran la fuente del verdadero conocimiento a los que tienen sed y les dan vinagre para apagar su sed".

De los 655 pasajes o perícopas estudiados por Neusner, la mayor parte están relacionados con diezmos, ofrendas y cuestiones parecidas y, después, con normas de pureza ritual. Los fariseos habían llegado a la conclusión de que la mesa donde se comía era un altar y que las normas de pureza sacerdotal que sólo eran obligatorias para los sacerdotes debían extenderse a toda la población. Para ellos, tal medida era una manera de extender la espiritualidad más refinada a toda la población de Israel, haciéndola vivir en santidad ante Dios; para Jesús, era colocar el acento en lo externo olvidando lo más importante: la humildad, el reconocimiento de los pecados y de la incapacidad propia para salvarse, el arrepentimiento, la aceptación de él como camino de salvación y la adopción de una forma de vida conforme a sus propias enseñanzas.

Cuando uno contempla lo dispar de ambas posturas aunque existieran coincidencias en aspectos importantes no puede sorprenderse de que la oposición entre las mismas sólo pudiera radicalizarse con el paso del tiempo.



Artículos anteriores de esta serie:
Los escribas
Los fariseos (1)
Los fariseos (2)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - La voz - Los fariseos (3)