Congregaciones y escuelas en Linares (Jaén)

La educación se convirtió en una prioridad misionera, al ver a la gente de nuestro país “ruda e iletrada”,hasta tal punto que donde había una escuela evangélica había también una iglesia evangélica.

11 DE JUNIO DE 2014 · 22:00

,
El misionero de las Asambleas de Hermanos, James P. Wigstone fue uno de los pioneros que por 1885 se había establecido temporalmente en Linares(i) , pero la mayor parte de su obra la realizó en La Coruña, entre 1875-1877 y de 1914 a 1920. De Coruña se iría a Villagarcía en 1876. Sabemos que su esposa, Nora Wigstone estuvo en Linares a principios de siglo XX. Una de las mayores preocupaciones de estos misioneros fue la educación que se impartía en las conocidas Escuelas Evangélicas que ya desde 1832 al 38, William Rule, había establecido en Cádiz y la mayoría de las congregaciones mantuvieron como máxima preocupación social. En muchas ocasiones las escuelas evangélicas eran una estrategia para proclamar el Evangelio, pero en otras ocasiones era pura necesidad social. Kent A. Eaton, en una tesis aún no publicada (ii), recoge un fragmento de los escritos de Lawrence de 1872, donde dice:
  • “El trabajo de escuela es la gran esperanza del país… Sin predicar contra Roma, estamos influenciando a los jóvenes… Ni visitamos a nadie, ni nos lamentamos, ni incluso anunciamos las escuelas, pero la gente viene presionándonos para que atendamos a sus hijos… Muchos de estos niños que vienen a la escuela traen evangelios junto con sus libros de texto…”.
Los misioneros venidos a España, vieron esta oportunidad de la educación como única por cuatro razones principales(iii) :
  1. La Palabra de Dios era sembrada en los corazones y las memorias de los niños.
  2. Se evitan ignorancias y prejuicios contra los evangélicos.
  3. Se abre una puerta para la visitación de carácter asistencial y pastoral a las familias de los niños.
  4. Supone un sistema reproductivo, al tener los niños la capacidad de poder influir en otros con lo que ellos a su vez han recibido.
Sin embargo, el propósito evangélico de las escuelas pronto se convirtió en secundario, dejando paso al verdadero propósito educativo al ver crecer las iglesias y presentarse la necesidad de educar a los hijos de los asistentes. La educación se convirtió, pues, en una prioridad misionera, al ver a la gente de nuestro país “ruda e iletrada”, como los llamaba Samuel Chappell, hasta tal punto que donde había una escuela evangélica había también una iglesia evangélica, de modo que el crecimiento de las escuelas protestantes no pasó desapercibido en España. El Sr. Jaime Wigstone nos informa de que el local del que hoy es propietaria la Iglesia Evangélica en la calle Cambroneras, valorado en 500 libras en 1900, disponía de lugar de cultos, casa y escuela. La influencia de esta enseñanza era tal que en 1855, en una pastoral dirigida a los empresarios ingleses establecidos en la zona minera de Linares y La Carolina, citada por López y González, se decía: “Los obispos exigimos que se dediquen a sus negocios y no a propagandistas de su falsa religión, que no lastimen con actos públicos el sentimiento religioso del país […] que se conduzcan de manera prudente, que no nos perturben, y hallarán en los Obispos españoles toda consideración, toda cortesía, todos los miramientos que merecen como hombres, aunque tengan la desgracia de estar fuera del verdadero camino de la religión”. En Revista Cristiana, nº 214, de 30 de noviembre de 1888, se ofrece una interesante estadística, donde se cifra en 111 las escuelas diurnas en España, 61 maestros y 78 maestras, atendiendo a un total de 2.545 niños y 2.095 niñas. Los asistentes a escuelas dominicales se remontan a 3.231. Gabino Fernández informa de que en 1877 había 4.640 alumnos en escuelas protestantes en toda España. Sigue diciendo José Mª de Rus Martínez:
  • La organización educativa de los evangélicos era triple: escuelas diurnas para niños y niñas; escuelas nocturnas para adultos, jóvenes y mujeres que empleaban el día trabajando, y escuelas dominicales, que hasta hoy perduran en la mayoría de iglesias evangélicas, donde se instruye a los niños en lo básico de la fe cristiana.
  • Nuestra ciudad, (Linares) recibió sobre todo la influencia de las llamadas Asambleas de Hermanos, que tuvieron su origen en la ciudad británica de Plymouth. La gran cantidad de correspondencia que se conserva nos deja ver la creencia fundada de que se abrían escuelas católicas en competición directa con las protestantes. “Las escuelas diurnas, nocturnas y dominicales que fundan las comunidades evangélicas son un buen indicador de su presencia y de su interés por la alfabetización de los ciudadanos […] Los padres con mayores recursos económicos enviaban a sus hijos internos”. Pero la presencia protestante en nuestro país nunca ha sido lo suficientemente fuerte como para garantizar una especie de organización nacional de escuelas protestantes y enfrentar la contraofensiva católico-romana. Con la Ley Moyano se tomaron un conjunto de medidas para evitar el avance de las escuelas evangélicas en la nación. Como muestra de esta ofensiva, veintidós prelados se reúnen en Lugo el 18 de septiembre de 1896 pidiendo al Gobierno la clausura de los centros educativos no católicos: “[…] la existencia de esas escuelas es estimada por los ordinarios peligrosa para la integridad territorial de España. Al extremo, que en algún punto de la costa de Galicia los españoles educados en las escuelas protestantes no sólo siguen en el error de la Fe, sino que se inclinan hacia Inglaterra”. Años antes firmaron 47.016 personas en un total de 62 municipios de Jaén a favor de la unidad católica, en un documento presentado por el diputado Monescillo, a la sazón obispo de Jaén, en la 42ª sesión de la Cortes Constituyentes el día 6 de abril de 1869, dejando el panorama socio-religioso poco propicio para los protestantes nacionales y extranjeros.
  • En el panorama linarense de este período, vemos una ciudad cosmopolita, con una amplia presencia de ingleses cultos, expertos en minas, que había exportado juntamente con ellos su idiosincrasia y modo de vida. Hablamos de las familias Hasselden, Holberton, Remfrey, Kidd, Kendall.
Rus Martínez recalca el carácter afable de los extranjeros, ingleses y suizos, pero deduce que esta cercanía atrajo la atención de los habitantes “humildes” de Linares. ¿Es que acaso los habitantes de Linares no eran en su mayoría humildes, campesinos y mineros? ¿Acaso no deberían atraer los extranjeros a los más encumbrados, ya que eran una sociedad alta? Se repite la misma idea de que los protestantes eran pobres e ignorantes, cuando generalmente no fue así. En el caso de los ingleses, en su mayoría dirigentes y con carreras, no se mezclaban con los españoles aunque si advertían en su diario vivir, alguna necesidad, ayudasen y contribuyesen a solucionarlo. La minoría protestante siempre estuvo muy por encima de esa clase humilde e ignorante del pueblo, sabiendo leer y estudiar la Biblia y enseñándola a los demás. Sorprende a los linarenses la manera de proceder de la familia Hasselden, viendo los domingos a la “señora madre”, como se le conoce a Katie Anne Hasselden, y sus hijas Ethel Mary y Alexandra Katie que cantan canciones cristianas, les leen el Evangelio, les anuncian la igualdad de todos los hombres ante Dios y al finalizar les saludan, les ayudan económicamente, les aconsejan, les regalan literatura… Tanto en Linares como en el resto de pueblos mineros, especialmente El Centenillo, que a la sazón contaba con el 50% de evangélicos, el Evangelio se expande, las iglesias crecen y se impone de manera automática la necesidad de educar a estas personas. Son los nacionales los que toman protagonismo en esta labor, aunque sostenidos por los extranjeros –dice Rus Martínez. Desde inicios del siglo XX hasta iniciada la Guerra Civil, las escuelas evangélicas de Linares y alrededores son de una calidad educativa casi inigualable, según se afirmó, especialmente por la labor del diputado D. José Marcial Dorado (iv). Entre 1907 a 1917 Dorado fue Director de los Colegios mixtos que tenía la Compañía Minera del Centenillo en Linares- Jaén - Los primeros nombres de maestros que surgen son los de D. José Marqués, D. Progreso Parrilla, hijo de D. Raimundo Parrilla, el practicante de El Centenillo; los hermanos Calamita, D. Santos Molina, D. Manuel Martínez… Maestros que, como afirman López y González: “luchan por conseguir la última libertad prohibida: la de la conciencia, y que todo lo apoyan en su libro de consulta, que es la Biblia”. Pero la crítica no se hizo esperar y se les tildó de revoltosos sociales y desagradables. Por los datos que la Iglesia Evangélica de Linares posee, el primer maestro de una Escuela Evangélica de Linares fue D. José Marqués y Fresnedo (1847-1909), que ejerció su labor docente entre 1873 y 1874, pero que fue perseguido a causa de sus creencias espirituales y se marchó a Bilbao, salpicado por el asunto de D. Juan Calleja, maestro impulsivo en sus deseos de cambio.” (v) Otro de los principales maestros de las Escuelas Evangélicas de Linares fue el incansable D. Manuel Martínez, quien, además de su labor como maestro, viajaba a La Carolina, Guarromán, Martín Malo y Venta del Catalán, trabajando allí de forma constante como versado y humilde predicador. Hombre paciente, bondadoso, que marcó profundamente a los hijos de misioneros evangélicos de nuestra ciudad. Se le conocía como el ayudante del Sr. Wigstone. El propio Wigs-tone nos deja ver que: “el maestro de escuela hace un buen trabajo. Su escuela aumenta poco a poco; él me dice que le va bien el dar a los niños diariamente su clase bíblica, ya que durante estas clases él encuentra temas para las predicaciones que después tiene”. [Carta a Echoes of Service, 31 de diciembre de 1899]. Otro maestro destacado fue D. Miguel Medina, maestro en la iglesia y en las Escuelas de la Compañía Minera a principios del s. XX. Tuvo su escuela en la Fuente del Pisar, donde cientos de niños aprendieron a leer y a escribir teniendo como libro de texto la propia Biblia. Fue además un fiel predicador en Linares, Guarromán, La Carolina, Baños de la Encina y Bailén. Falleció en 1933, y fue homenajeado por muchos hombres que fueron formados a sus pies. Al acabar el s. XIX, por 1885, D. Jaime P. Wigstone (vi) y D. Juan Nisbet ejercen también como maestros de enseñanza primaria, sin contar los que formaron parte del claustro de profesores de la Escuela de Capataces de Minas: D. Tomás Sopwith, Carlos Remfry, Carlos Tonkin y Enrique Hasselden. Comenzando el siglo XX, la señora Nora Chesterman impartía clases en la Iglesia Evangélica, al igual que D. Juan Bautista García, D. José Casado, D. Benjamín White…, hombres y mujeres que fueron maestros de maestros, aunque sencillos evangélicos que amaron a los linarenses. ------------------------------------------------------------------------- (i) Geschichte des spanischen protestantismus im 19: Jahrhundert Autor Klaus van der Grijp H. Veenman & Zonen, 1971 (ii) The implantation of the Plymouth Brethren in Spain, 1869-1936. Kent A. Eaton. Tesis leída en el 2000 (iii) La otra enseñanza.(Aproximación al estudio de las escuelas no católicas en Linares) José Mª de Rus Martínez. Linares 2008 (iv) José Marcial Dorado (1880- 1941): periodista y colportor evangélico, diputado de la II República. Manuel de León. http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/777/Jose-marcial-dorado (v) El pastor masón amigo de Indalecio Prieto. España: masonería y protestantes (4)Manuel de León http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/4233/El-pastor-mason-amigo-de-indalecio-prieto (vi) Wigstone fue uno de los pioneros no solo en Galicia, sino en Mardid: “La consolidación de la obra de las asambleas en Madrid se debe a la estancia del evangelista Carlos Faithfull, que llegó aquí en el otoño de 1872 y vivió en el barrio “extramuros” de Chamberí. Allí, con la colaboración del colportor José Ríos, abrió unas escuelas y un local evangélico en la actual calle de Eloy Gonzalo, nº 10. Muy pronto, dos antiguos alumnos de Spurgeon (que Lawrence había traído a España) vinieron para ayudar en la Obra de Chamberí. Eran Tomás Blamire y su sobrino Jaime P. Wigstone, que pocos años más tarde iniciarían el trabajo pionero de las asambleas en Galicia. Mientras tanto, ambos estuvieron evangelizando al aire libre en los pueblos limítrofes de Getafe, Valdemoro, Barajas, Chamartín y Fuencarral”. “Historia de la iglesia de Trafalgar en Madrid” por Pablo Enrique Le More y Juan Soler

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Orbayu - Congregaciones y escuelas en Linares (Jaén)