¡Déjenme ser niña!

Algo está pasando en nuestras sociedades. Estamos forzando a que las preadolescentes y adolescentes no “quemen” sus distintas etapas del crecimiento humano tan necesarias para un sano desarrollo integral.

Costa Rica · 25 DE AGOSTO DE 2016 · 03:28

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La pérdida temprana de la inocencia en la niñez[1]

Una amiga comentaba que estaba en una tienda comprando ropa para su nieta de 5 años.  Ella esperaba que la vendedora le mostrara la típica ropa interior con muñequitos y florcitas. En su lugar la dependiente le presentó diminutas prendas sensuales como si fueran para modelo de pasarela más que para niña.

Algo está pasando en nuestras sociedades. Estamos forzando a que las preadolescentes y adolescentes no “quemen” sus distintas etapas del crecimiento humano tan necesarias para un sano desarrollo integral. Lo cierto es que esta influencia global se ha ido insertando casi de forma imperceptible, pero avanza a pasos gigantescos.

Por ejemplo: las vitrinas de las tiendas para niñas exhiben juguetes, ropas con frases insinuantes, mezclillas a la cadera, minifaldas, zapatitos de tacón, blusas cortas y un sinnúmero de artículos que están destinadas a hacerlas ver no como niñas, sino como “pequeñas adultas.”

Tiempo atrás, en los concursos infantiles las niñas cantaban, bailaban o recitaban en contextos y con vestuarios pertinentes a su edad. Hoy los certámenes de belleza infantil tienen otra connotación. Ellas desfilan imitando los bailes y gestos de las adultas. El problema en esto es que una niña que emula movimientos sensuales inocentemente, no lo hace con intención erótica, pero si se expone constantemente a este tipo de estímulos comenzará a desarrollar actitudes que posteriormente las incorporará como parte de su conducta natural. Entonces aprende que en la medida en que se expresa erotizadamente recibe atención y aprobación.  

La Asociación Americana de Psicología (APA)[2] opina que el mercado está bombardeando a los niños y a las niñas con mensajes que tienden a erotizarlos precozmente, especialmente a las niñas.  Según esta asociación, las inquietudes de las y los jóvenes de hoy, giran alrededor del aspecto físico, que se convierte en soporte de la autoestima y la superación personal, y así descuidan el desarrollo de habilidades intelectuales, deportivas y artísticas.

Detrás de toda esta mascarada, evidentemente sobresale la decadencia de una sociedad que se aleja cada vez más de los principios morales y espirituales, mientras se ensancha rindiendo culto a la apariencia, al erotismo y al hedonismo, e intenta atrapar cada vez más a los menores de edad.

Lamentablemente los mensajes que contribuyen a esta precocidad infantil no provienen sólo de los medios o del mercado, sino que son reforzados por los mismos progenitores quienes, a veces sin notarlo, insisten en que mantener una apariencia física atractiva es una meta esencial para las niñas. En en otros casos, ven en sus hijas una fuente de ingresos nada despreciable, y es así como se rebaja a las niñas a meros objetos de consumo.

Cualesquiera que sean las circunstancias, estamos frente un claro atropello de los derechos de la niñez y adolescencia sobre lo que es su dignidad y el concepto correcto de la sexualidad.

Dios nos demanda hoy más que nunca que trabajemos con la niñez ante estas corrientes empecinadas en arrancarles este tiempo de infancia, precisamente todos aquellos factores que contribuyen a la pérdida temprana de su inocencia y tiende a alejarlos del paradigma del Reino que Jesús nos modeló.    

Como vemos, tenemos una gran tarea al prevenir la pérdida temprana de la niñez, así que ¡dejemos a las niñas ser niñas!

 

Alexander Cabezas M. – Pastor y Teólogo – Costa Rica

 

 

[1] Este artículo hace hincapié especial en las niñas, pues es en ellas que se ve más reflejada esta realidad. Se agradece la colaboración del psicólogo social, Luis Castro Ampuero de Chile.

[2] Documento de APA en:www.apa.org/pi/wpo/sexualizationsum.html

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ALEXANDER CABEZAS MORA - ¡Déjenme ser niña!